La ortopedia, como especialidad médica, se encarga del tratamiento del sistema musculo-esquelético y busca corregir o evitar deformaciones del mismo.
En el caso de los colchones ortopédicos estos ayudan a frenar el proceso de deformación de la espalda y exigen al cuerpo adaptarse al colchón y no al contrario. Por eso es recomendado en dos casos particulares:
- Cuando el usuario tiene problemas de espalda o columna generados por malas posturas, esfuerzos excesivos, muy baja actividad física o sobre peso, entre otros.
- Cuando el usuario ya tiene adquirido el hábito y se siente cómodo durmiendo en superficies más firmes que blandas.
Los colchones ortopédicos a diferencia de lo que comúnmente se piensa, no son completamente rígidos o exageradamente duros, ya que deben soportar el cuerpo de manera homogénea y necesitan cierto grado de flexibilidad para hacerlo, así que la parte superior se construye con materiales que suavizan el descanso y el alma del colchón es firme para soportar el peso total.
Que un colchón sea o no ortopédico no depende tanto de la dureza, sino de la capacidad que tenga para soportar el peso del usuario. Es por esto que un colchón con determinada densidad puede ser ortopédico para una persona que pese 65 kgs, pero no lo es para una que pese 110 kgs. Por eso es importante contar con la asesoría de personal experto en la materia para elegir la mejor opción.